Fundado durante la dominación francesa de la isla de Menorca, este pueblo, que cuenta con unos 4.000 habitantes, tiene un encanto especial con sus calles rectas y casas encaladas. Recibe al visitante con la vista de un precioso molino de viento, perfectamente conservado, que se ha adecuado al uso de museo etnológico. De tradición eminentemente agrícola, Sant Lluís ha conservado un aire tranquilo y reposado que inmediatamante impregna al visitante al pasear por sus rincones, y aprovechando esta atmósfera se han puesto en marcha varios negocios de turismo rural. Los bares y restaurantes que se encuentran en la avenida central de la población conservan todo el tipismo y resultan muy adecuados para un tentempié en nuestro recorrido por la zona sur-oeste de Menorca, donde se encuentran numerosas playas y calas.